Un discurso de graduación fuera de serie

por | 6 de noviembre de 2018

Carlos Soto Abogado, magistrado, profesor

En una nota publicada por el Washington Post recientemente se dijo que lo mejor que había escrito en este periodo judicial John Roberts, presidente de la Corte Suprema de Justicia de los Estados Unidos, no había sido una sentencia o un voto particular, sino un discurso dado para alumnos graduados de una secundaria. Citando a Sócrates y a Bob Dylan, «el gran filósofo americano», Roberts abordó múltiples aspectos de la vida diaria. Por su contenido, me gustaría compartir con ustedes las partes que, a mi parecer, son las más importantes:

«… Hace 2 o 3 años sus padres los trajeron a Cardigan, los ayudaron a instalarse y, después, se dieron la vuelta y salieron por las rejas. Fue un gran sacrificio para ellos. Manejaron el camino de vuelta con lágrimas, rumbo a una casa más vacía y solitaria. Tomaron esa decisión porque sabían que se trataba de tu educación. No se trataba de ellos. Ese sacrificio, y otros, es lo que los ha traído hasta este punto. Pero esta mañana no es solo para ustedes, es también para ellos, así que les pido que se paren, se den la vuelta y les den a su padres un gran aplauso. Por favor.

Una importante parte de su vida queda detrás de ustedes. Lamento ser yo quien les diga que esta es la etapa más fácil de su vida, pero así es. Mientras han estado en Cardigan, todos han sido parte de una importante comunidad internacional. Pienso que eso se debe reconocer.

(Hablando en español) También felicito a los graduados Cardigan de México y a todos los otros estudiantes internacionales, su presencia como parte de la comunidad ha hecho de Cardigan un lugar más vibrante.

Los oradores, típicamente, suelen desear a los alumnos buena suerte y buenos deseos. Yo no lo haré y les diré por qué.

Deseo que en los años que vienen, de vez en cuando, sean tratados injustamente, para que comprendan el valor de la justicia.

Espero que sean traicionados, por que ello les enseñará la importancia de la lealtad.

Lamento decirlo, pero espero que, ocasionalmente, estén solos, para que no den por sentado a los amigos.

Les deseo mala suerte, otra vez, a veces, para que estén conscientes del valor de las oportunidades en la vida. Y entiendan que su éxito no les es completamente merecido, así como tampoco otros merecen su fracaso.

Y cuando pierdan, como lo harán ocasionalmente, espero que su oponente se regodee de ello, para que entiendan la importancia de la deportividad.

Espero que sean ignorados, para que conozcan la importancia de escuchar a otros.

Espero que sufran suficiente dolor, para que comprendan qué es la compasión.

Sea que les desee estas cosas, o no, de todos modos pasarán. Y si se benefician de ellas, o no, dependerá de su habilidad para encontrar el mensaje en sus desgracias.

También se espera que los oradores den grandes consejos y sugerencias útiles. El consejo más común es que «seas tú mismo». Es un consejo extraño al dirigirse a personas que se visten de manera idéntica (refiriéndose a los alumnos uniformados).

Deberían de ser ustedes mismos, pero deben comprender qué significa eso. A menos que sean perfectos, no significa que no hagan cambios. De cierta forma, no deberían ser ustedes mismos, sino tratar de convertirse en algo mejor.

La gente dice que sean ustedes mismos para que resistan el impulso de conformarse con lo que otros quieren que sean. No pueden ser ustedes mismos si no saben quiénes son. Y no pueden saberlo a menos que lo mediten.

Ahora algunas sugerencias para su nueva escuela. En el transcurso de los años conocí bastante bien a varios de ustedes, y sé que son buenos chicos. Pero también son hombres privilegiados. Si no eran privilegiados cuando llegaron, son privilegiados ahora porque están aquí. Mi consejo es: no se comporten como chicos privilegiados.

Cuando lleguen a su nueva escuela levántense y preséntense con la persona que recoge la hojarasca, quien quita la nieve o recoge la basura. Aprendan cómo se llama y llámenle por su nombre. Otra sugerencia: cuando pasen a lado de una persona que no conozcan, sonrían, mírenla y digan «hola». Lo peor que les puede pasar es que sean conocidos como el joven que sonríe y dice hola, y eso no es nada malo para empezar.

Han acudido a un colegio de solo hombres. Muchos de ustedes irán a colegios al que acuden mujeres. Para ustedes no tengo ningún consejo.

El último consejo que les daré es muy simple, pero creo que puede hacer la gran diferencia en su vida. Una vez a la semana deberían escribir una carta a alguien. No un correo electrónico (e-mail). Un correo en papel. Les tomará exactamente 10 minutos. Hablen con un adulto y pregúntenle qué es un sello postal. Pueden poner el sello en el sobre. De nuevo, 10 minutos a la semana.

Les ayudaré justo ahora. Les dictaré la primera nota que deberían escribir. Dirá: «Querido (pongan el nombre de su maestro en Cardigan). He empezado en mi nueva escuela. Estamos leyendo _______ en clase de Inglés. Las prácticas de futbol americano o soccer son duras, pero me gustan. Gracias por enseñarme». Pongan la carta en un sobre, pongan el sello postal y mándenla. Significará mucho para las personas que por razones desconocidas para la mayoría de nosotros se dedican a enseñar a niños de secundaria.

Como dije, les tomará exactamente 10 minutos a la semana. Para el fin del año escolar habrán enviado cartas a 40 personas, que se sentirán especiales por lo que hicieron, y pensarán que ustedes son especiales.

El texto completo —en inglés— puede consultarse en este link.

Discursos como este nos recuerdan la importancia de la humildad y la sencillez, que adquiere especial importancia cuando viene de uno de los hombres más poderosos (jurídica y políticamente hablando) del país vecino del norte. Quienes gozan de ciertos privilegios en la vida deben comprender que su situación se debe a una serie de eventos familiares, personales, de trabajo, dedicación y esfuerzo y, por qué no reconocerlo, por circunstancias que salen de nuestro control, como la suerte; sin embargo, ello no es motivo suficiente para tratar con desdén a ninguna persona.

También nos enseña que los jueces no solo hablan por medio de sus sentencias, como se suele decir. Los juzgadores interactúan con la sociedad de muchas maneras. En este caso se hizo en una ceremonia de graduación de secundaria, donde el juez Roberts plasmó su personal punto de vista en varios aspectos. Es importante destacar el reconocimiento que hizo a los estudiantes mexicanos, en momentos difíciles para esta comunidad en Estados Unidos, por razones que todos conocemos.