La Biblia y la educación de los hijos

por | 17 de diciembre de 2020

Eclesiástico 30, 1-13

1 El que ama a su hijo lo castiga asiduamente, para poder alegrarse de él en el futuro.

2 El que educa bien a su hijo encontrará satisfacción en él y se sentirá orgulloso entre sus conocidos.

3 El que instruye a su hijo dará envidia a su enemigo y se sentirá dichoso delante de sus amigos,

4 Muere el padre, y es como si no muriera, porque deja detrás de sí a uno igual a él.

5 Mientras vive, se alegra de verlo, y a su muerte, no siente ningún pesar:

6 deja a alguien que lo vengará de sus enemigos y devolverá los favores a sus amigos.

7 El que mima a su hijo vendará sus heridas y a cada grito que dé, se le conmoverán las entrañas.

8 Un caballo sin domar se vuelve reacio, y un hijo consentido se vuelve insolente.

9 Malcría a tu hijo, y te hará temblar; juega con él, y te llenará de tristeza.

10 No hagas bromas con él, para no sufrir con él ni rechinar tus dientes al final.

11 No les des rienda suelta en su juventud,

12 pégale sin temor mientras es niño, no sea que se vuelva rebelde y te desobedezca.

13 Educa a tu hijo y fórmalo bien, para que no tengas que soportar su desvergüenza.