“Los adolescentes que saben qué es lo que quieren, se desempeñan mejor en los estudios, son más resilientes y saludables. Y también son una minoría”. Así lo afirma Clare Ansberry en un artículo en The Wall Street Journal, en el que asegura, basada en un estudio, que apenas el 20% está incluido en ese grupo.
La investigación a la que alude viene recogida en el libro titulado The Path to Purpose: How Young People Find Their Calling in Life (“El camino al objetivo: Cómo los jóvenes encuentran su vocación en la vida”), que es obra de William Damon, director del Centro para la Adolescencia de la Universidad de Stanford. El experto efectuó un sondeo a 1.200 norteamericanos de 12 a 26 años de edad, y halló que un 25% de los que estaban en etapa adolescente tenían como principal interés divertirse y hacer amigos. Otro 25% eran los “soñadores”: tenían un objetivo en la vida y simpatizaban con causas como la protección del medio ambiente, pero no hacían nada al respecto. Y un 30% estaba involucrado en unas pocas causas, pero sin continuidad.
“Solo uno entre cinco tenía objetivos bien definidos. Entre ellos había adolescentes apasionados con enseñar Historia o convertirse en misioneros, y habían dado pasos para ello. Otros colectaban dinero para proporcionar agua potable a familias africanas, y otros se implicaban en causas cívicas, como la no violencia”. Todos tenían metas diversas, pero algo en común: un padre, un profesor o un amigo que les servía de modelo que imitar.
A menudo los chicos no piensan en cuál es su propósito en la vida hasta que solicitan plaza en la universidad y tienen que redactar la presentación de sí mismos que se les suele pedir en el proceso de selección, opina Kendall Bronk, jefa del Laboratorio de Desarrollo Moral Adolescente. Esta especialista en psicología ha desarrollado un paquete de herramientas online, con tres actividades de 15 minutos cada una, para ayudar a los adolescentes a considerar cuáles son sus puntos fuertes, sus valores, y cómo utilizar sus habilidades para desarrollarlos.
Pero la escuela también puede desempeñar un papel crucial en la definición de los ideales. Randal Lutz, superintendente de la Baldwin Whitehall, de Pittsburgh, institución que impulsa proyectos de servicio a la comunidad, explica que, al finalizar su último año, los estudiantes son entrevistados por un panel de adultos. Aunque la conversación se inclina hacia el tema de las carreras, los expertos indagan en los intereses de los estudiantes.
“¿Cuán a menudo dejamos de hablar sobre contenidos, como inglés y matemática, y solo les decimos: ‘Háblame de ti. ¿Qué es lo que te hace ser tú mismo?’.“Quizás hemos esperado demasiado”, apunta, pues muchos chicos están involucrados en cosas muy poco significativas, lo que puede deberse al impacto de las redes sociales.
Para evitar esa dispersión y ayudar a los adolescentes a centrarse, Ansberry concluye su artículo con un grupo de sugerencias a los padres:
- Hacer preguntas a los muchachos sobre temas que los motiven, y sentarse a escucharlos. Una conversación de 45 minutos sobre sus motivaciones puede ayudarles a definir sus aspiraciones.
- Fomentarles el sentido de gratitud. Preguntarles por qué están agradecidos en la vida puede inducirlos a pensar en cómo retribuir lo recibido.
- Servir de modelo. Que los padres les hablen sobre lo que el trabajo les ha aportado a ellos mismos y por qué les hace sentirse orgullosos.
- Apoyarles. Por ejemplo, llevar al chico al comedor de beneficencia si no puede ir en transporte público o por sus propios medios.