Leer la Biblia, aunque de gran interés, es también una experiencia desasosegante a medida que vas descubriendo prohibiciones que desconocías y que tal vez ya hayan condenado tu alma sin remedio: no puedes herir a tus esclavos en los ojos, ni comer búhos, ni guisar el cabrito en la leche de su madre, ni acostarte con tu suegra, entre tantas otras cosas. La parte de las exhortaciones es más grata, sin embargo, pues recomienda sustituir el agua por el vino y, por encima de todo, cantar. Los autores del libro sagrado eran unos empedernidos melómanos y ya en el mismo Génesis se atribuye a los músicos un ilustre linaje, nada menos que el de Caín… lo cual explica bastantes cosas.
En las páginas siguientes casi toda ocasión es buena para ponerse a cantar, bailar y tocar arpas, salterios, tamboriles, címbalos y trompetas, mientras se reconoce a personajes tan relevantes como David, Salomón y Moisés como compositores, e incluso «los montes y los collados levantarán canción delante de vosotros». Hasta tal punto importa este arte que, de hacer caso a las visiones del Apocalipsis, quienes obtengan la salvación se distinguen porque «cantaban un cántico nuevo delante del trono, y delante de los cuatro seres vivientes, y de los ancianos; y nadie podía aprender el cántico sino aquellos ciento cuarenta y cuatro mil que fueron redimidos de entre los de la tierra». En conclusión, no es de extrañar que tantos músicos a lo largo de la historia se hayan sentido concernidos por la Biblia, encontrando inspiración en ella e incluso citando sus versos en las letras. Hay innumerables ejemplos, así que seleccionaremos los más conocidos y, quien lo desee, puede añadir sus favoritos en la sección de comentarios.
«Sinnerman», de Nina Simone
«Métete en la peña, escóndete en el polvo, de la presencia temible de Jehová, y del resplandor de su majestad» (Isaías 2:10). A partir de este pasaje y de otro similar del Apocalipsis 6:15-17, este espiritual negro hablaba de un pecador que intentaba ocultarse de la cólera de Dios. En los años posteriores tuvo adaptaciones a la música popular bastante conocidas, como esta de The Seekers o esta de Sixteen Horsepower, o en nuestro país la del grupo Nuestro Pequeño Mundo, que interpretó en TVE esta versión. Pero la más conocida y lograda de todas fue sin duda la de Nina Simone, que ya estaba familiarizada con ella desde su infancia al ser hija de una ministra metodista.
«Creeping Death», de Metallica
La canción resume el segundo libro de la Biblia, el Éxodo, más concretamente el capítulo doce, hablándonos de la esclavitud de los israelitas en Egipto y de las plagas que envió Jehová para doblegar al faraón. Como vemos en esta recopilación y en el vídeo sobre estas líneas de su reciente actuación en Madrid es una tradición de cada concierto que mientras tocan este tema el público coree «¡MUERTE!», por el contexto entendemos que de los primogénitos egipcios. Lo cierto es que para James Hetfield la religión es un tema espinoso, dado que su madre pertenecía a la secta llamada «ciencia cristiana», y debido a tales creencias sustituyó el tratamiento médico que necesitaba por la fe, con un desenlace previsible que dio lugar a la canción «The God That Failed». Aun así podemos encontrar otros temas de inspiración bíblica en su repertorio, como «The Four Horsemen».
«Awake my Soul», de Mumford and Sons
Como en los dos casos anteriores, Marcus Mumford creció en un hogar de fuertes convicciones religiosas, dado que sus padres, John y Eleanor Mumford, son los máximos representantes en el Reino Unido de una iglesia evangelista llamada Vineyard. No obstante reniega de la etiqueta de «rock cristiano» y por eso lo incluimos en esta lista de música dirigida a un público generalista. El título hace referencia a «¡Despierta, alma mía! ¡Despierten, arpa y lira! ¡Haré despertar al nuevo día!» de Salmos 57:8.
«Rivers of Babylon», de Boney M
De las ciento ochenta y cinco canciones que pueden encontrarse en la Biblia, es decir, aquellas partes que están hechas explícitamente para tener un acompañamiento musical, ciento cincuenta pertenecen a los Salmos. No es casualidad, dado que la palabra griega de la que proviene, psalmós, significa «música instrumental» o también «cantos que acompañan a la música». En consecuencia muchos grupos han encontrado aquí el trabajo medio hecho. Es el caso de los rastafaris de The Melodians en «Rivers of Babylon», aunque la versión de Salmos 137 que se hizo un hueco en la posteridad fue la de Boney M: «Junto a los ríos de Babilonia / Allí nos sentábamos, y aun llorábamos, / Acordándonos de Sion. / Sobre los sauces en medio de ella / Colgamos nuestras arpas. / Y los que nos habían llevado cautivos nos pedían que cantásemos / Y los que nos habían desolado nos pedían alegría, diciendo: / Cantadnos algunos de los cánticos de Sion. / ¿Cómo cantaremos un cántico de Jehová en tierra de extraños?».
«Through the Valley», de Shawn James
«Aunque ande en valle de sombra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo: tu vara y tu cayado me infundirán aliento» (Salmos 23:4). Unos versos tan contundentes no podían pasar desapercibidos a nadie, de manera que en la cultura popular contemporánea son un icono que permite identificar a cualquier tipo duro o darle épica a cualquier escena. Se mencionaban en El jinete pálido, y en Corazones de hierro Sean Penn los parafraseaba añadiendo «no temeré mal alguno… porque soy el mayor hijo de puta del valle». De forma muy similar se mencionaban en Jarhead y en Deep Blue Sea. Marilyn Manson llamó de esa forma a un álbum, mientras que The Grateful Dead, 2Pac y Megadeth les dedicaron canciones, así como eran el inicio del rap «Gangsta’s Paradise». Los escuchamos en Titanic y Bush los recitó en su discurso a la nación tras el atentado contra las Torres Gemelas. Por último, el videojuego The Last of Us 2 incluyó el tema de Shawn James cantado por la protagonista, también con algunos cambios:«I walk through the valley of the shadow of death / And I’ll fear no evil because I’m blind to it all / And my mind and my gun they comfort me / Because I know I’ll kill my enemies when they come».
«Turn! Turn! Turn!», de The Byrds
«Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora». Así comienza el capítulo tercero del Eclesiastés, que a continuación enumera diversas facetas de la vida por medio de pares opuestos. A una letra semejante la banda californiana solo tuvo que añadir al final «I swear it’s not too late» para darle el tono pacifista y esperanzado que la época demandaba.
«Plastic Jesus», de Paul Newman
Como la lista nos está quedando muy veterotestamentaria ya es hora de mencionar al personaje bíblico más significativo. Fue compuesta en 1957 por Ed Rush y George Cromarty y desde entonces ha conocido toda clase de versiones, esta corresponde a la película La leyenda del indomable, con un Paul Newman que la interpretaba entre lágrimas, pues su personaje acababa de recibir en la cárcel la noticia de la muerte de su madre. Más adelante Billy Idol sustituíría en los últimos versos a ese Jesús de plástico del salpicadero por otra cosa.
«Prodigal Son», de The Rolling Stones
La parábola del hijo pródigo forma junto a la de la moneda perdida y la de la oveja perdida la llamada «trilogía de la misericordia», aunque tal vez podría llamarse también el departamento de marketing del cristianismo. El Evangelio de Lucas deja claro que lo importante es captar nuevos clientes aún al precio de frustrar a los que siempre han permanecido leales a la marca, proselitismo antes que fidelización. En cualquier caso la adaptación de la parábola correspondió al cantante de blues Robert Wilkins, de la que luego se hizo esta versión.
«In Gods’s Country», de U2
https://youtu.be/JkbaRJuZ3A8
Desde luego devoción no les falta: se podría decir que U2 es la banda sonora de la Biblia, pues nada menos setenta y siete de sus canciones aluden a ella. Esta perteneciente a su álbum más reconocido y además de aludir a su estirpe cainita, tal como dijimos al comienzo, prafrasea la primera Epístola a los corintios: «Y ahora permanecen la fe, la esperanza y el amor, estos tres; pero el mayor de ellos es el amor».
«Delilah», de Tom Jones
El compositor de la música, Les Reed, quiso hacer una versión moderna de Sansón y Dalila, pero los letristas estaban más interesados en un musical adaptado de Carmen de Bizet en torno a los celos y la infidelidad. El arreglo al final consistió en añadir una línea en la que el protagonista se consideraba un esclavo que no podía ser liberado, para remitir vagamente a la historia del Libro de los Jueces.
«Rolling in the Deep», de Adele
En la Biblia también hay sitio para el karma, concretamente en la Epístola a los gálatas 6:7 a la que indirectamente se menciona en este tema que lanzó a la fama mundial a la artista británica: «No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará».
«Perfect Day», de Lou Reed
Que es el mismo mensaje con el que concluye esta canción: «you’re gonna reap just what you sow». Pero hay además otra referencia bíblica: «Mas la senda de los justos es como la luz de la aurora, Que va en aumento hasta que el día es perfecto» (Proverbios 4:18).