CASO PRÁCTICO PARA RELIGIÓN, ÉTICA O FILOSOFÍA.
A raíz de una reciente polémica, elaboré estos materiales para realizar una discusión en el aula. Pueden servir para varias asignaturas.
No son el guión de una clase, sino materiales que facilitan la reflexión sobre el asunto. Se puede dividir la clase en grupos y que cada uno defienda distintos papeles. También se pueden enviar para que se trabajen en casa y se discutan en el aula.
Noticia
Noticias de Navarra. Lunes, 23 de Noviembre de 2015
Querella contra la muestra de Abel Azcona por formar con hostias consagradas la palabra ‘pederastia’
PAMPLONA. La Asociación Española de Abogados Cristianos ha interpuesto una querella criminal por «profanación» contra el artista Abel Azcona, autor de la exposición «desenterrados» que se exhibe en Pamplona, de la que forman parte hostias consagradas.
La exposición, inaugurada el pasado viernes en una sala del Ayuntamiento de Pamplona, institución a la que los querellantes advierten que ampliarán su denuncia si no clausuran la muestra, suma un compendio de fotografías, vinilos de palabras y otras instalaciones con las que el autor «reflexiona sobre el sufrimiento propio y ajeno», según se anunció en la presentación.
Entre estos elementos de la exposición, según denuncia la Asociación Española de Abogados Cristianos, «se exhibe físicamente un plato de Formas Consagradas y unas fotos en las que se escribe la palabra ‘pederastia'» con estas hostias.
Planteamiento
Para realizar el caso práctico y poder discutirlo vamos a repartir diferentes papeles entre los integrantes de la clase:
-Abel Azcona.
-Alcalde de Pamplona: Joseba Asirón.
-Arzobispo de Pamplona: Monseñor Francisco Pérez González.
-Fiscal General de Pamplona: Señor Muñoz.
-Prensa (resto de la clase).
Los actores protagonistas se sientan en la tarima, siendo el resto de los alumnos periodistas en una rueda de prensa. Se empieza a hacer una ronda de preguntar a los diferentes actores.
Esta rueda de prensa sirve para que los alumnos esgriman sus argumentos sobre el caso y se interesen por el tema.
Preguntas centrales.
- ¿El artista hiere a una serie de personas o a una gran cantidad? Change registró 100.000 firmas en 48 horas en contra de la exposición.
- ¿Estamos ante una ofensa? ¿Contra una minoría o contra toda la sociedad?
- Ante las discriminaciones por sexo o raza se acepta públicamente que sean denunciadas cualquier tipo de personas, aunque no se hayan visto directamente ofendidas. ¿Debería ocurrir lo mismo en este caso?
- ¿El Arzobispo debe acudir a la vía judicial para remediar los daños causados o debe conformarse con organizar misas y rosarios?
- Teniendo en cuenta que la sala de exposiciones es del ayuntamiento, ¿el Alcalde comente algún delito? ¿Tiene algún tipo de responsabilidad moral en lo sucedido?
A continuación la clase puede enfocarse de formas distintas, pudiendo facilitarse -previamente o a posteriori- este tipo de materiales.
En primer lugar debemos analizar en términos jurídicos lo ocurrido. Se presenta una querella.
El artículo 524, y junto al 525 pertenecen al apartado de delitos contra la libertad de conciencia, los sentimientos religiosos y el respeto a los difuntos. Dicen lo siguiente:
Artículo 524.
El que en templo, lugar destinado al culto o en ceremonias religiosas, ejecutare actos de profanación en ofensa de los sentimientos religiosos legalmente tutelados, será castigado con la pena de prisión de seis meses a un año o multa de cuatro a diez meses.
Artículo 525.
1. Incurrirán en la pena de multa de ocho a doce meses los que, para ofender los sentimientos de los miembros de una confesión religiosa, hagan públicamente, de palabra, por escrito o mediante cualquier tipo de documento, escarnio de sus dogmas, creencias, ritos o ceremonias, o vejen, también públicamente, a quienes los profesan o practican.
2. En las mismas penas incurrirán los que hagan públicamente escarnio, de palabra o por escrito, de quienes no profesan religión o creencia alguna.
Los querellantes señalan que el propio autor de esta exhibición reconoce que «robó las Formas Consagradas en misas de Madrid y Pamplona» en las que iba a comulgar y guardaba la hostia, con las que consideran que se ha cometido «un delito reiterado de profanación y un delito contra los sentimientos religiosos» recogidos el Código Penal. A su vez ofende los sentimientos de los miembros de una confesión religiosa de forma pública, como indica el artículo 525.
¿Incumple el acusado estos artículos?
En cuanto a las Constitución encontramos el siguiente artículo perteneciente a la sección de los derechos fundamentales y de las libertades públicas.
Artículo 16.
1.-Se garantiza la libertad ideológica, religiosa y de culto de los individuos y las comunidades sin más limitación, en sus manifestaciones, que la necesaria para el mantenimiento del orden público protegido por la ley.
2.-Nadie podrá ser obligado a declarar sobre su ideología, religión o creencias.
3.-Ninguna confesión tendrá carácter estatal. Los poderes públicos tendrán en cuenta las creencias religiosas de la sociedad española y mantendrán las consiguientes relaciones de cooperación con la Iglesia Católica y las demás confesiones.
En otro lugar, nos encontramos con la Ley Organica 7/1980, de 5 de julio, de Libertad Religiosa, que en definitiva protege la libertad de cada persona a decantarse por cualquiera religión sin excepciones.
¿Incumple el acusado este artículo?
Artículo 2 de la Declaración de Derechos Humanos.
Toda persona tiene todos los derechos y libertades proclamados en esta Declaración, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición. Además, no se hará distinción alguna fundada en la condición política, jurídica o internacional del país o territorio de cuya jurisdicción dependa una persona, tanto si se trata de un país independiente, como de un territorio bajo administración fiduciaria, no autónomo o sometido a cualquier otra limitación de soberanía.
¿Atenta el artista contra este derecho?
Declaraciones de David Cameron sobre el derecho a ofender.
Conocer la biografía del artista.
Conocer la vida del artista ayuda a comprenderle. Por ejemplo, en esta entrevista dice:
PREGUNTA. Ya que tu trayectoria artística tiene un gran componente autobiográfico, para entenderla tendríamos que empezar hablando de tu infancia.
RESPUESTA. Tuve una infancia complicada. En los ochenta había muchas mujeres viviendo en la calle por el consumo de drogas, especialmente de heroína: ese fue el contexto en que mi madre se quedó embarazada. Ejercía la prostitución y era drogadicta. Intentó abortar y no se lo permitieron, así que me dio a luz y me abandonó en una clínica de Madrid vinculada a la mendicidad, prostitución y familias desestructuradas. A partir de ahí empezó una historia un tanto turbia en que intervinieron varias familias y una adopción a los siete años; una mezcla de maltratos, abusos sexuales y diferentes problemáticas… Esa fue mi infancia.
Desde el punto de vista de la comunicación.
Análisis de la carta pública de José María Zaldívar:
Querido Abel:
Hasta ahora no te conocía. Esta mañana he buscado tu nombre en Internet. Resulta que eres artista. Me he fijado en que tenemos la misma edad. En una entrevista reciente leo que has tenido una infancia difícil. Desde luego ese origen no lo tenemos en común. Tú has sufrido mucho, no lo niego ¿Sabes en lo que sí nos parecemos? En que los dos queremos mejorar la sociedad.
Respecto a tu último performance, quiero que sepas que estoy de acuerdo contigo: hay que acabar con la pederastia, tú has sido víctima y eso te ha marcado. En lo que no coincido contigo es en el modo de denunciar ese problema. Lejos de mover las conciencias, las violentas. Sí, las violentas. Las insultas. En definitiva, las hieres.
Usa esa sensibilidad artística para curar heridas, no para producirlas ¿Por qué provocar mediante el insulto? Tu “libertad de expresión” atropella mi “libertad religiosa”. No se puede matar en nombre de Dios, y tampoco se puede matar a los que creen en Él. Afortunadamente en España nadie está asesinando en nombre de Dios. No uses tú un arte violento contra los que creemos en Él.
Cuando era pequeño, en el colegio teníamos una regla para las peleas: Insúltame a mí pero no a mi madre. Y es que cuando alguno enfadado hacía alusión a la madre de otro, la respuesta de un puñetazo en la cara estaba justificada.
Quizás de niños no razonábamos tanto, pero ahora sí Abel. Ahora ni tú te metes con mi madre, ni yo te respondo con un puñetazo. Utilizamos las leyes y la justicia para combatir la injusticia. Y tú como artista busca cumplir aquello de que la belleza salvará el mundo. La belleza, no la violencia, no la caricatura, no la burla, no el insulto.
Abel confío en que ahora puedas ser feliz. Que tu pasado se convierta en ejemplo de superación para otros, y no en arma arrojadiza contra personas inocentes. Personas que pueden no opinar como tú, y que no por ello te agraden o te insultan.
Un abrazo sincero,
José María Zaldívar
P.D: Me alegro que seas Abel y no Caín, porque aunque sufrió la violencia, no la produjo.
Análisis del post de Timothy Dolan, arzobispo de Nueva York, sobre la pederastia en la Iglesia y la sociedad:
Publicado en Religión en Libertad.
Traducimos el texto del arzobispo Dolan titulado “An airport encounter“.
Era sólo la tercera vez que me pasaba en mis 35 felices años como sacerdote, las tres veces en los últimos 9 años y medio. Otros sacerdotes me cuentan que les ha sucedido muchas más veces. Pero tres son bastante. Cada vez me agitó hasta la náusea.
Sucedió el pasado viernes. Acababa de llegar al aeropuerto de Denver para hablar en su popular convención anual, Living Our Catholic Faith. Mientras esperaba al tren eléctrico que me llevase a la terminal, un hombre de unos cuarenta y pico años, que también estaba esperando, se me acercó.
“¿Es usted un sacerdote católico?”, preguntó con amabilidad.
“Sí, claro. Mucho gusto”, le dije, tendiendo mi mano. Él la ignoró.
“Crecí en un hogar católico”, respondió. Yo no estaba preparado para el filo aguzado de su estileto. “Ahora soy padre de dos chicos, y no puedo mirarle a usted ni a ningún otro cura sin pensar en un abusador sexual“.
¿Qué responder? ¿Chillarle? ¿Pedir disculpas? ¿Expresar comprensión? Admito que todas esas reacciones vinieron a mi mente mientras me debatía entre la vergüenza y la rabia por el daño y la herida que infligía con esas palabras punzantes.
“Bueno”, me recobré lo suficiente; “sin duda, lamento que lo sienta así. Pero, déjeme preguntarle… ¿automáticamente cree ver un abusador cuando ve un rabino o un ministro protestante?”
“En absoluto”
“¿Y cuando ve un entrenador, un líder boy scout, un padre de acogida, un consejero o médico?”
“Por supuesto que no”, respondió. “¿Qué tiene que ver con esto?
“Mucho”, respondí. “Porque cada una de esas profesiones tiene un porcentaje de abusadores tan alto, quizá más, que los sacerdotes“.
“Quizá”, admitió. “Pero la Iglesia es el único grupo que sabía lo que pasaba, no hizo nada, y se limitó a pasar los pervertidos de un lado a otro”.
“Parece obvio que usted nunca vio las estadísticas sobre los profesores de colegios públicos”, comenté. “Solo en mi ciudad de Nueva York, los expertos dicen que la proporción de abusos sexuales entre profesores de la escuela pública es diez veces más alta que entre los sacerdotes, y esos abusadores, simplemente, fueron transferidos de un sitio a otro”.
[Si hubiese conocido las noticias del New York Times del pasado domingo sobre la alta tasa de abusos contra los más indefensos en la mayoría de hogares tutelados por el estado, con abusadores simplemente transferidos de un hogar a otro, también lo hubiera mencionado].
No respondió, así que continué.
“Perdone que sea tan contundente, pero usted lo fue conmigo, así que permítame preguntar: ¿cuando usted se mira al espejo, ve un abusador sexual?”
Ahora era él quien se sobresaltaba como yo antes. “¿De qué demonios me habla?”, dijo.
“Es triste, pero los estudios nos dicen que la mayoría de los niños abusados sexualmente son víctimas de sus padres o de otros miembros de la familia”, respondí.
Ya era bastante. Le vi inquieto y traté de suavizarlo.
“Le diré que, cuando le veo a usted, yo no veo un abusador, y apreciaría la misma consideración por su parte”.
El tren nos había llevado a la zona de recogida de equipajes y salimos juntos.
“Bien, entonces ¿por qué sólo oímos toda esa basura acerca de ustedes los curas?”, preguntó, pensativo.
“Lo mismo nos preguntamos los curas. Tengo una serie de razones, si le interesa”.
Asintió mientras caminábamos hacia la cinta transportadora.
“Por un lado, los curas merecemos un escrutinio más intenso porque la gente confía más en nosotros, ya que osamos afirmar que representamos a Dios, así que si uno de nosotros hace esas cosas, aunque sólo una diminuta minoría lo haya hecho, es más desagradable. Segundo, me temo que hay muchos por ahí que no aman a la Iglesia y hacen lo que pueden por dañarnos. Este es un tema con el que adoran azotarnos sin descanso. Y tercero, y odio decirlo, se puede sacar mucho dinero denunciando a la Iglesia Católica, mientras que apenas vale la pena denunciar a alguno de los grupos que comenté antes”.
Ahora ambos teníamos ya nuestro equipaje y nos dirigimos a la puerta. Él tendió su mano, la que 5 minutos antes no había tendido. Nos dimos un apretón. “Gracias, encantado de haberle conocido”, dijo. Se detuvo un momento. “¿Sabe? Pienso en los grandes sacerdotes que conocí de niño. Y ahora, que trabajo en IT en la Regis University, conozco algunos jesuitas devotos. No deberíamos juzgarles a todos ustedes por los horribles pecados de unos pocos”.
“Gracias”, sonreí. Supongo que las cosas se habían arreglado porque, mientras se iba, añadió: “al menos, le debo un chiste: ¿qué sucede si no puedes pagar a tu exorcista?”
“Ni idea”, respondí.
“Una re-posesión”
Nos reímos y nos separamos. Pese al final feliz, aún temblaba y casi sentí que necesitaba un exorcismo para expulsar de mi alma sacudida el horror que todo este asunto ha significado para las víctimas y sus familias, para nuestros católicos, como ese hombre… y para nosotros, los sacerdotes.