Tomado de La lechuza de Utrera.
Como ha señalado A. Sánchez Pascual en su introducción al libro que comentamos: «Si desde el punto de vista del contenido este libro aborda la totalidad de los problemas estudiados por Nietzsche a lo largo de sus incursiones por los campos del pensamiento, también desde el punto de vista de la forma es un muestrario completo de los «estilos» en que él llegó a ser maestro. Tenernos la sentencia breve y el desarrollo minucioso de un tema en varios apartados, tenemos el aforismo de largo aliento y el asalto repetido a una misma cuestión desde diversas perspectivas. Con razón fue esta obra la primera que adquirió notoriedad e hizo «famoso» a su autor«.Nietzsche se propone, como nos cuenta en el prólogo del libro que comentamos,«auscultar a los ídolos». Pues «hay más ídolos que realidades en el mundo: este es mi «mal de ojo» para este mundo, este es también mi «mal de oido».. Hacer aquí alguna vez preguntas con el martillo, y oír acaso, como respuesta, aquel famoso sonido a hueco que habla de entrañas llenas de aire – qué delicia para quien tiene todavía orejas por detrás de las orejas, – para mí, viejo psicólogo y cazador de ratas, ante el cual tiene que dejar oír su sonido cabalmente aquello que querría permanecer en silencio…»
Y continúa señalando: «También este escrito – el título lo delata – es ante todo un esparcimiento, un rincón soleado, una escapada a la ociosidad de un psicólogo. ¿Acaso también una nueva guerra? ¿Y son auscultados nuevos ídolos?… Este pequeño escrito es una gran declaración de guerra y en lo que se refiere a la auscultación de los idolos, esta vez no son ídolos de nuestro tiempo, sinoídolos eternos los que aquí son tocados con el martillo como con un diapasón,-no hay en absoluto ídolos más viejos, más convencidos, más llenos de aire que éstos… Tampoco más huecos... Esto no impide que sean los más creídos; tampoco se dice en modo alguno ídolos, sobre todo en el caso más aristocrático…».