Este resumen esquemático de la obra de Sandel será útil para aquellos que han leído la obra y desean recordar las ideas principales. No pretende ser un texto que explique por sí mismo el contenido del libro a quienes no están familiarizados con él.

En cursiva aparecen algunas ideas mías que suelo utilizar en mis clases a la hora de tratar estos temas.

ÍNDICE:

  1. LIBRARSE DE LAS COLAS
  2. INCENTIVOS
  3. DE QUÉ MANERA LOS MERCADOS DESPLAZAN LA MORAL
  4. MERCADOS DE LA VIDA Y DE LA MUERTE
  5. DERECHOS DE DENOMINACIÓN

Cosas que se pueden comprar actualmente:

  • Mejores habitaciones en la cárcel.
  • Carriles especiales en las autopistas.
  • Vientres de alquiler.
  • Derecho a emigrar a EEUU.
  • Derecho a cazar un rinoceronte negro en peligro de extinción.
  • Derecho a contaminar.
  • Admisión en una universidad.
  • Publicidad en la frente.
  • Cobaya humana para un laboratorio.
  • Combatir en una guerra.
  • Hacer cola en el juzgado o el congreso.
  • Cobrar por leer libros en el colegio.
  • Perder peso. Lo paga la aseguradora.

Este tipo de cosas ya podemos comprarlas pero no hemos tenido un debate público acerca de si es correcto hacerlo.

Desde Reagan y Tatcher hay una fe en que el mercado libre distribuye correctamente los bienes. Sin embargo, la crisis de 2008 puso en duda este supuesto. La codicia hizo que cayéramos, pero no hemos tenido tampoco un debate sobre los límites morales de los mercados.

Que todo esté a la venta tiene dos problemas:

  • Favorece que lo importante en la vida sea el dinero, por lo que hace la vida más difícil para los que no lo tienen.
  • Favorece que se corrompa el sentido de los bienes que se adquieren. Salud, educación, familia, naturaleza, arte o deberes cívicos quizá no deban regirse solo por la lógica del mercado. Estamos pasando de tener una economía de mercado a ser una sociedad de mercado en la que todo está a la venta.

Hace falta que la política recupere la discusión moral sobre muchos temas. De lo contrario podemos acabar vendiendo a nuestros hijos o aceptando que se puedan comprar los votos en las elecciones.

1. LIBRARSE DE LAS COLAS

  • Adelantar la cola del control de seguridad del aeropuerto:
    • Sí. Pago más, me importa más.
    • No. La seguridad es algo de todos y todos debemos soportar las molestias, no es un extra como tener más espacio entre los asientos de un vuelo.
  • Saltarse la cola en el parque de atracciones o la estación de esquí:
    • Sí. Pago más, lo que muestra que me interesa más.
    • No. Muchos establecimientos ocultan el modo en que esto se hace para no enfadar a los clientes normales.
      • “Atrás quedan los días en que la cola del parque era la gran igualadora en la que ricos y pobres esperaban democraticamente su turno”.
  • Carril rápido en la autopista:
    • Sí. Pago más, lo que muestra que me interesa más.
    • No. Si son públicas son de todos, no debe discriminarse por dinero. Si son privadas tampoco, pues la constructora ha hecho una autopista con permiso del ayuntamiento para ganar dinero, pero no para discriminar entre ricos y pobres.
  • Pagar a otro para que haga cola y me compre las entradas de Shakespeare en el Teatro público de Nueva York.
    • Sí. Pago más, lo que muestra que me interesa más.
    • No.
      • El teatro público tiene entradas baratas para que todos lo disfruten, no solo los ricos.
      • Los bienes públicos son para disfrute de todos no para convertirse en un negocio.
  • Pagar a otro para que haga la cola de una vista del Congreso o del Tribunal Supremo.
    • Sí. Pago más, luego me interesa más.
    • No. Son bienes públicos que todos compartimos.
  • Reventa de citas médicas públicas.
    • Sí. Pago más, me interesa más.
    • No. La salud la pagamos todos.
  • Entradas VIP para ver un deporte:
    • Sí. Pago más, me interesa más.
    • No. Sólo los ricos disfrutan de este bien social. A veces llegan tarde o se van antes. No saben mucho del juego. Se dedican a comer o hacer negocios. El deporte es para los aficionados reales.

Error habitual: pensar que el que más paga tiene más interés. Pagar es una prueba de la capacidad adquisitiva, no del interés real.  A veces esperar una cola para obtener un bien es mejor prueba del interés real.

  • Una consecuencia que se me ocurre que abría que debatir. ¿Los partidos de la selección de un país deberían ser asequibles?
  • Reventa de entradas para los campings de un parque natural.
    • Sí. Pago más, luego me interesa más.
    • Las montañas son de todos, no solo para que las disfruten los ricos.
  • Reventa de entradas para una misa Papal.
    • Ocurrió en NYC cuando fue Benedicto XVI. Por eso las entradas de la plaza de san Pedro pone que son gratuitas.
  • Bruce Springsteen pone entradas a 40€, muy por debajo del mercado. Lo hace porque cree que un concierto no es solo un negocio y debe ir gente de todas las clases sociales.

La única forma que hay de repartir bienes no es el dinero. Las universidades buscan la capacidad intelectual. Las salas de urgencias la necesidad. Los jurados se eligen por sorteo.

2. INCENTIVOS

  • Dar 300 dólares para que mujeres drogadictas se esterilicen. Ocurrió en California en 1997. Lo pone en marcha una señora que adoptó 4 hijos de drogadictas. Se ha hecho en 3000 mujeres. Se está exportando a otros países.
    • Sí.
      • Así no hacen infelices a sus hijos.
      • Ahorramos mucho gasto social en el futuro.
      • Estamos en un mercado libre, cada uno hace con su cuerpo lo que quiera.
    • No.
      • Las mujeres no lo eligen libremente sino por debilidad.
        • Contraargumento. Si ni siquiera pueden elegir esto, ¿cómo tomarán buenas decisiones en la educación de sus hijos?
      • Se vende la capacidad reproductiva, que es algo que no puede estar en venta. Es igual que tener hijos para venderlos; son un bien que no puede estar a la venta. Pasa lo mismo con la prostitución.
        • Pero ya la permitimos con los donantes de óvulos y esperma.

Los economistas han acabado reduciendo la vida humana a una cuestión de incentivos, y esto es así porque la gente siempre decide las cosas tras pensar en los costes y beneficios. Con esta lógica, evidentemente, todas las cosas tienen un precio. Ahora bien, ¿realmente es así?

  • Pagar a los alumnos por sacar buenas notas. Ha obtenido resultados desiguales. Al aplicarse no se ha confirmado la idea de que a más sueldo mejores resultados, aunque ha habido ciertas mejoras. Luego se ha descubierto que en el fondo a los alumnos les molaba el cambio, es decir, que había una cierta mejora por cómo cambiaba la actitud ante el trabajo (y no tanto porque se les pagara mucho o poco).
  • Pagar a los profesores por los resultados de sus alumnos. Al aplicarse no se ha confirmado la idea de que a más sueldo mejores resultados, aunque ha habido ciertas mejoras.

Aquí hay dos preguntas siempre: ¿Este sistema funciona? ¿Es objetable moralmente?

  • Ofrecer dinero por tomarse la medicación o perder peso.
      • Es más barato para las aseguradoras o la seguridad social.
      • Es bueno para la salud del que lo hace.
    • No.
      • Estamos premiando a los que fuman o comen mucho. Estamos premiando a los que hacen cosas malas contra su salud. Es como pagar a los ladrones para que no roben porque sale más barato que perseguirlo.
      • Premiar la buena salud o castigar la mala es injusto porque la salud puede no depender de uno.
      • La buena salud no es solo cuestión de cosas físicas (colesterol, peso, etc), sino de una correcta actitud hacia el cuerpo. Pagar a la gente para que busque su propio bien va contra esta actitud. De hecho es lo que ocurre, los programas para incentivar la salud consiguen resultados a corto plazo, pero si desaparece el incentivo se vuelve a los malos hábitos.
  • Pagar a los niños para que sean agradecidos o educados. Los resultados no son siempre mejores, pero corroen el sentido del agradecimiento.
  • Pagar a los niños para que saquen buenas notas o lean libros. Los resultados no son siempre mejores, pero corroen el sentido del estudio.
  • Comprar la nacionalidad americana. Si inviertes medio millón de dólares y generas 10 puestos de trabajo, o si compras una casa de lujo.
  • Mercado de refugiados. Que cada país pueda vender los que les corresponde a otros.
    • No, pues no tratamos al refugiado como alguien que necesita ayuda sino como alguien que es una carga.

En todos los casos ocurre lo mismo. Poner determinados bienes en el mercado desplaza su verdadero valor, hace que los tratemos como cosas que no son.

Veamos casos en las que las multas parecen dar derecho a hacer algo malo. Es decir, que si pago nadie me puede tachar de ser poco social.

  • Pagar 30€ días por poder conducir a 150 km/h. En este caso se degrada el bien de la salud.
  • Multar 50€ por dejar basura en el monte. Ojo, no vaya a ser que a los ricos les dé igual. Ponemos la multa, pero tenemos muy claro que si tiras comida haces algo malo, no tienes derecho a ello porque pagues la multa con tranquilidad.
  • Política del hijo único en China. Multa de 30.000€ por tener el segundo hijo. Los ricos lo pagaban con toda paz, era incluso un signo de estatus. ¿Qué hizo el gobierno? Atacar su fama como malos ciudadanos. Esto sí que les importaba.
  • Control de la población con políticas de mercado. Cada ciudadano puede tener dos hijos, pero puede vender el derecho a que otros lo tengas.
    • No.
      • Parece que la paternidad no sería la misma si se pudiera comprar o vender. (Es gracioso porque ahora sí puedes comprar esperma, óvulo y vientre por separado: es lo mismo que comprar un hijo).
      • Se socava el sentido de la paternidad en la medida en que unas parejas tratan de convencer a otras para no tener hijos.
  • Mercado de derecho a contaminar.
    • No.
      • Se limita los niveles de contaminación, pero los países ricos pueden comprar su derecho a los pobres. En este caso se socava el valor del sacrificio compartido ante un problema global.
      • Además, facilita que uno se sienta con derecho a contaminar, como el que tira comida porque le da igual la multa.

Lo que Sandel propone es que para mercantilizar un bien, hay que analizar si las normas del mercado desplazan a otras normas (morales) que afectan a ese bien.

  • Discusión interesante. Derecho a cazar animales en peligro de extinción.
    • Sí, si se cobra mucho dinero. Así nos interesará protegerlos y no desaparecerán.
    • No. No es forma de tratar a un animal el matarlo para conseguir uno de los 5 grandes trofeos de caza.

Conclusión de Sandel: no podemos saber si un bien debe estar en el mercado sin discutir antes la cuestión moral de cómo debe valorarse.

    • Los esquimales de Canadá vendieron su derecho a cazar morsas.  
      • No debe hacerse si valoramos que la razón por la que se caza no es supervivencia sino el placer de cazar a un animal que ni se mueve. Por lo menos hay otra caza que es un reto porque hay que currársela.
      • Una cosa es que respetemos la forma de vida de las morsas y otra que nos dé igual que vendan sus derechos para satisfacer unos deseos poco nobles.
        • Si a unas personas les gusta la ópera y otra las peleas de perros, ¿hemos de abstenernos de juzgarlas?
  • En este contexto, ¿cabe preguntarse si hay razones para no poner Eurovegas?
  • Asuntos que debemos analizar que no estén en el mercado: el sexo, la procreación, la educación, la salud, la justicia, las penas por delitos, la inmigración, el medioambiente.
    • Crítica a esta idea de Sandel: ¿no hay demasiado miedo a proteger ciertos bienes? Antes el gobierno se ocupaba del transporte, los cementerios, etc. Y porque esos bienes se hayan privatizado no han perdido su valor y ha mejorado la eficiencia.

3. DE QUÉ MANERA LOS MERCADOS DESPLAZAN LA MORAL

  • Comprar un amigo o comprar el premio nóbel.
    • No se puede. Hay cosas que el dinero no puede comprar ni aunque quiera, pues al hacerlo se destruye el bien que quería comprarse.
    • Más ejemplos, comprar un trofeo no es comprar el honor que se concedió y el prestigio que suscitó.
  • Comprar un riñón.
    • Sí.
      • Genera beneficios mutuos.
      • Al comprar el bien, este sigue existiendo y funcionando.
        • Contraargumento: si seguimos esa lógica porqué no comprar niños.
  • Comprar el brindis de una boda. Se puede hacer por entre 20€ y 150€.
    • Sin embargo, al comprarlo se devalúa su significado. Si los novios se enteraran ya no valorarían igual.
  • Ragalar dinero.
    • Funciona y tiene su utilidad, pero cuando se hacen a gente con la que tienes mucha relación en realidad no son tan buenos:
      • No todo se puede reducir a la utilidad de lo que harás con el dinero. Hay cosas que también entran en juego, por ejemplo, saber que han pensado en ti.
      • Los regalos expresan y definen las relaciones, de una manera que el dinero no puede hacerlo.
    • Un punto intermedio entre los dos casos son las tarjetas regalo, pero en el fondo siguen sin expresar la máxima dedicación de uno. ¡Por eso los matrimonios no se regalan dinero!
  • La venta la admisión en la universidad de algunas plazas. Se llaman matrículas para el desarrollo. Habrá que discutirlo, porque aunque contribuyen al bien social de la universidad, corren el riesgo de que los fines que consigan sean económicos. Y es que la universidad tiene una naturaleza abierta a más cosas que el beneficio económico: fomento de la excelencia, cultura de valores cívicos, etc.

Hay dos objeciones contra los mercados:

    • Una referente a la justicia: como no todos tenemos el mismo dinero puede ser injusto acceder al mercado con desigualdad. Los intercambios en el mercado no son tan libres como dicen los entusiastas libertarios.
    • Otra referente a la corrupción. En ocasiones el mercado destruye la valoración real de un bien. Por ejemplo, te puedes oponer a la prostitución porque las prostitutas si tuvieran dinero no ejercerían ese trabajo. O te puedes oponer porque aunque lo hagan libremente no está bien que una mujer utilice su cuerpo por dinero.
    • ¿Qué pasa si pides a los habitantes de un pueblo suizo que almacenen residuos radioactivos?
      • El 51% estaba de acuerdo. Pero si les das 8.500€ a cambio solo está de acuerdo el 25%. ¿Por qué? Porque están dispuesto a hacerlo como un deber cívico, no porque les compren.
  • Lo mismo pasa en el colegio si pides ayuda a los alumnos. Lo hacen gratis encantados, pero poco por dinero. Esto se ve bien en los campos de trabajo.
    • Las comunidades aceptan tener aeropuertos, vertederos, cárceles, etc, a cambio de incentivos sociales (bibliotecas, parques, colegios, etc) más que dinero.
      • La lógica económica de la utilidad no funciona. Podrían asociarse con el dinero que les dan y hacer todo esto, pero les parecería que están vendiendo algo que no debe venderse.
  • Si pagas a gente para que haga una tarea social, obtienes peores resultados que si les dices que lo hagan por generosidad. La motivación económica es contraproducente.
    • Pagar estudiantes por hacer una obra buena cambia el carácter de la actividad.  
    • Pasa lo mismo si pones multas a los padres que recogen tarde a sus hijos de la guardería. Lo ven como una multa y la pagan con tranquilidad, pero se pierde el carácter negativo que tenía. El valor de mercado desplaza al valor social (no llegar tarde en este caso, ayudar a los demás en el anterior).
    • En esta misma línea, Dan Ariely descubrió que si pedías a abogados una tarifa del 30% para atender a jubilados, no estaban dispuestos. Pero si pedías que lo hicieras gratis, se mostraban de acuerdo. Otra vez se ve que la lógica del mercado no funciona siempre.

Parece que hay actividades que consideramos valiosas con independencia de la utilidad que nos reportan.

  • Qué pasa si hacemos un mercado de sangre?
    • Que recaudamos menos y que mermamos su valor, pues no es un cosa que deba venderse.
    • Socava el espíritu cívico de ayudar a los demás.

Dos supuestos de los economistas sobre la naturaleza humana:

  • El dinero jamás corrompe los bienes que toca, sencillamente crea un sistema de adquisición.
    • Ya hemos visto que es falso.
  • No debemos ofrecer cosas que podríamos tener en el mercado porque entonces nos quedan menos energías para ser generosos. Ser generoso acaba cansando.
    • Error grave: a más actos de altruísmo más facilidad y gusto por serlo más. La virtud se adquiere practicándola, no dejando de ejercerla.
      • Por eso al generoso le cuesta cada vez menos serlo.
      • Por eso las parejas que más se quieren son las que más generosas son mutuamente, no las que calculan cuántas veces ser generoso.
    • Ojo: la mentalidad calculadora fomenta el egoísmo bajo la apariencia de conseguir resultados pragmáticos, pero en realidad es al revés.
    • La generosidad no es un bien que cuanto más se usa menos queda, es más bien un músculo: cuanto más se ejercita mejor. Por eso lo que hay que hacer es pedir sacrificios a la ciudadanía, no al revés.

4. Mercados de la vida de la muerte

  • Hay empresas que sacan seguros de vida para cobrarlos en caso de que mueran sus empleados. Al principio de los grandes ejecutivos, luego de cualquiera. En el año 2000 suponían ya el 30% de los seguros de vida.
    • No
      • La empresa pasa a tener un beneficio, un interés, con la muerte de sus trabajadores. Esto es macabro. Es corrosivo para las personas desear este tipo de cosas para los demás.
      • La empresa puede acabar no favoreciendo la seguridad de los empleados.
      • No hay consentimiento por parte del trabajador.
        • ¿Y sí hubiera consentimiento entonces estaría bien?
    • Sí.
      • Favorece el libre mercado y la viavilidad de las empresas.
  • Comprar la póliza de vida de una persona enferma. Me comprometo a pagar los gastos de vida que le queden y la póliza a cambio de cobrar el seguro cuando muera.
    • No.
      • Es una apuesta sobre cuánto tiempo va a vivir una persona. Es algo macabro. Es corrosivo para las personas desear este tipo de cosas para los demás.
      • Hay interés en que la gente fallezca pronto.
    • Sí.
      • Es parecido al seguro de vida tradicional.
        • Falso: el seguro de vida apuesta a mi favor, no en mi contra. Quiere que yo viva más y así la compañía aseguradora gana dinero.
      • Favorece el libre mercado y mejora la calidad de vida del enfermo.
      • Para evitar que uno esté incentivado por la muerte de una persona en concreto, se han creado paquetes de seguros que se venden junto con otras cosas, de modo que uno diversifica y comparte el riesgo de la inversión.
        • Al final, esto puede crear una burbuja como la de la crisis de 2008. Es un negocio que se basa en la especulación, y como tal puede generar una gran burbuja.
  • Apostar sobre qué famosos morirán ese año.
    • No
      • Es corrosivo. Degrada a las personas que lo hacen tener este tipo de deseos. Cambia la manera de ver la televisión y las noticias.
      • Frivolizamos las muerte, que pasa a ser vista con interés económico.
      • Los famosos se sentirán afectados. A nosotros no nos gustaría.
  • Mercado de seguros del terrorismo. Se trata de crear webs donde la gente apueste por dónde será el próximo atentado. Resulta que funciona.
    • Lo propuso el Pentágono de EEUU no para ganar dinero sino porque podía ser eficiente para prevenir atentados.
      • Generó tanta polémica que se paró. Aunque el mercado pueda ser un gran predictor de acontecimientos, eso no implica que nos parezca bien tener más seguridad a cualquier precio. En este caso por lo menos la finalidad no es económica sino la seguridad, por eso es más discutible que los anteriores ejemplos. Aun así, el juego consiste en rebajar nuestra sensibilidad moral a cambio de seguridad. Es algo parecido a aceptar la tortura?

Conclusión. Está bien tener un seguro de vida para proteger del infortunio a los que dejamos. Ahora bien, el mercado de la muerte ha pasado a ser un objeto de inversión y juego de azar. Esto es más corrosivo para los que lo practican y puede generar intereses negativos para preservar las salud. Ha desaparecido el fin social que tenían los seguros.

5. Derechos de denominación.

  • Estamos poniendo nombres comerciales a todo tipo de cosas, algunos bienes públicos y otros privados.
  • Autógrafos y merchandising deportivo.
    • Ya no es tan fácil conseguir autógrafos, ahora se venden.
    • Muchos objetos deportivos, o de otra índole, con gran valor emocional se están poniendo a la venta hasta límites absurdos. Por ejemplo, se subastó por eBay los huesecillos del codo de un jugador de béisbol lesionado por 24.000 dólares…
  • Una cosa es poner nombres a los estadios y otra que todo sea susceptible de ser cambiado de nombre.
    • Por ejemplo, la publicidad en el deporte y los comentarios de los presentadores.
    • Las estaciones de metro y otros lugares públicos.
  • Los palcos de los estadios y todas las ventajas que se quieran añadir.
    • Tienen la pega de que separan a los ricos de los pobres. No es un espacio público compartido. Primera objeción habitual a la comercialización de todo.
    • Pierde un poco la gracia porque ya no van los que van a animar sino los ricos. Se ve bien en el Bernabéu, donde la grada joven que anima está subvencionada. Segunda objeción, la comercialización trastoca el bien sobre el que actúa.
  • Poner publicidad en la fachada de tu casa. O poner un cartel porque da a la A6.
  • Aceptamos el patrocinio subliminal en el cine, pero no en las novelas (se ha intentado, pero generó revuelo y no se suele hacer).
  • Subastar el nombre de tu hijo para que lleve el nombre de una empresa.  
  • Poner tatuajes publicitarios en la cara de las personas.

Siempre salen las mismas objeciones.

  • Justicia: los pobres se venden por necesidad no por libertad.
  • Corrupción: la vida cívica decae si hacemos mal uso de las cosas, sean públicas o privadas; y estamos cayendo en el comercialismo publicitario de todo. Se puede poner una analogía entre la publicidad y la contaminación: todo contamina un poco y no pasa nada por hacerlo, pero el exceso es lo que nos mata.
    • Marketing municipal:
      • Estaciones, parques y lugares públicos.
      • Publicidad en la montaña.
      • Vender bebidas en colegios públicos.
      • Poner tu marca en la arena de la playa cuando pasa el tractor para aplanar.
      • Coches de policía. No se suele hacer porque daña la imagen de seriedad. Podría crear conflicto de intereses.
      • Publicidad en los colegios:
        • Programa de tv con anuncios obligatorios. El niño no tiene libertad, se traga el contenido sí o sí.
        • Contenidos curriculares patrocinados. Suelen ser sesgados.
        • Estimulación del deseo.
        • Google y Apple. Regalo de materiales. Regalo de cuentas de mail.
        • Publicidad en calificaciones.
  • Hay una gran objeción. Los fines de los colegios y de la publicidad son contrarios. Los colegios buscan formar ciudadanos críticos que sepan modelar sus deseos y posponer la recompensa. La publicidad anima a desear cosas y satisfacerlas. Unos buscan formar ciudadanos con miras altas otros reclutar consumidores.

Conclusión: si no reflexionamos sobre cómo afecta el mercado a los bienes y la vida pública, el mercado decidirá por nosotros cómo debe actuar. Para la vida democrática es esencial la vida en común, que personas diferentes se encuentren y compartan el mayor número de cosas posibles.

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