El consejo de Pascal: «Quédate en casa»

por | 21 de abril de 2020

Por Filosofía&Co – 20 marzo, 2020

Esta cita de Pascal se comparte en estos días de reclusión en el contexto de la crisis sanitaria causada por el coronavirus. Recomendaciones para el siglo XXI desde el corazón filosófico del XVII.
Esta cita de Pascal se comparte en estos días de reclusión en el contexto de la crisis sanitaria causada por el coronavirus. Recomendaciones filosóficas desde el corazón del siglo XVII para la actualidad del XXI.

Es una de las citas que más se mueven en redes estos días, aquella en la que Pascal invita a la humanidad entera a quedarse en casa, a recluirse entre las cuatro paredes para evitar desgracias. Recuperamos el fragmento y la obra en la que la dijo y os presentamos brevemente a su autor: Blaise Pascal.

Fue matemático, físico, inventor y empresario antes de dedicarse a la filosofía y a la teología. Lo hizo decididamente al final de su vida, tras una conversión que mucho se pareció a una iluminación. En la noche del 23 de noviembre de 1654, Pascal sufre un grave accidente en el que, según el cálculo de probabilidades —ese que también contribuyó a desarrollar— tenía muchas papeletas para haber muerto. No lo hizo, pero sí cambió de vida. Se volvió más introspectivo, muy religioso y se dedicó a la búsqueda de la sabiduría.

Es en ese contexto cuando Pascal empieza por primera vez a tomar notas, un método que hasta ahora no ha practicado porque su privilegiada cabeza no lo ha necesitado. En la entrevista que Jaime Fernández Blanco-Inclán realiza a Gabriel Albiac para este portal, se afirma que, en cierto modo, los Pensamientos son una especie de decadencia; una decadencia gracias a la cual Pascal comienza a anotar citas de otros autores, valoraciones y pensamientos que darán origen y título a su obra más conocida. Caracterizados por la depuración absoluta y por «una profunda antipatía hacia la retórica», heredada de la práctica de las matemáticas, según Albiac, los Pensamientos de Pascal se convirtieron en uno de los libros decisivos para la filosofía occidental y, gracias a su estilo fragmentado y aforístico, en uno de los más leídos y citados. Es en esta obra donde se enmarca la cita que ahora, en plena crisis sanitaria causada por el coronavirus, se menciona y se comparte de forma masiva.

Según Gabriel Albiac, los Pensamientos de Pascal se convirtieron en uno de los libros decisivos para la filosofía occidental y, gracias a su estilo fragmentado y aforístico, en uno de los más leídos y citados

Pascal: #quédateencasa y algo más

Recuperamos aquí la cita y el fragmento de Pensamientos, de Pascal, para contextualizar la frase que se ha hecho viral en estos días:

«Cuando alguna vez me he puesto a considerar las diversas agitaciones de los hombres y los peligros y trabajos a los que se exponen en la corte, en la guerra, de donde nacen tantas riñas, pasiones, empresas aventuradas y a menudo con mal fin, etc., he comprendido que toda la desdicha de los hombres se debe a una sola cosa, la de no saber permanecer en reposo en una habitación. Un hombre que tiene lo suficiente para vivir, si supiese quedarse en casa con placer, no saldría de allí más que para embarcarse o para vivir el asedio de una plaza. Si se compra un grado en el ejército a buen precio es porque resulta insoportable no moverse de la ciudad; y si se busca el rato de los demás y las diversiones de los juegos es porque no sabe permanecer en su propia casa placenteramente.

Pero cuando profundizo más en la cuestión, y después de haber encontrado la causa de todas nuestras desdichas, quiero descubrir su razón, advierto que existe una muy efectiva que estriba en la desdicha natural de nuestra condición débil y mortal y tan desventurada que nada puede consolarnos cuando pensamos detenidamente en ella (…)

De ahí que el juego y la compañía de las mujeres, la guerra y los altos cargos sean tan deseados. No porque proporcionen efectivamente la felicidad ni porque nadie se imagine que la verdadera dicha consiste en tener el dinero que se puede ganar en el juego, o en la liebre que se persigue: todo eso se rechazaría si nos lo dieran. No es su goce (…) lo que nos atrae, ni los peligros de la guerra, ni los conflictos de los cargos, es el aturdimiento que nos evita pensar en nosotros y que nos divierte.

Por eso los hombres gustan tanto del ruido y de la agitación, por eso la cárcel es un suplicio tan horrible, por eso el placer de la soledad es algo que no se comprende (…)».