Razones contra una sinrazón

por | 11 de mayo de 2015

«Oiga, joven, ¿no sabe usted que los caballeros sólo defendemos causas perdidas?». Jorge Luis Borges.

 

La ley del Partido Popular que entrará en vigor dentro de cuatro meses ha suprimido la asignatura de Historia de la Filosofía en 2º de Bachillerato (curso previo a la universidad en España). A partir de ahora, en la mayoría de Comunidades Autónomas pasará a ser una materia optativa que podrán escoger los ¿inconscientes?, ¿valientes?, alumnos de Ciencias Sociales y Humanidades. Por este motivo, a lo largo de 2015 todas las semanas han aparecido en prensa artículos en defensa de la Filosofía.

 

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Motivos para estudiar la Historia de la Filosofía en la enseñanza media:

  1. Si no se estudia la historia del pensamiento, la cuestión sobre la existencia y naturaleza de Dios pasará a ser abordada exclusivamente en la asignatura de Religión. De este modo, tendremos menos capacidad crítica para analizar personalmente un asunto crucial, y menos elementos de juicio para entender los conflictos que se extienden en torno a la religión. No estudiar las opiniones de los grandes pensadores en torno a la existencia de Dios —tanto a favor como en contra— hace más simplistas tanto a creyentes como a no creyentes, y solo beneficia a los que quieren manipular a otros en nombre de Dios.
  2. Las opiniones sociales y políticas de Platón, Aristóteles, Marx o Rawls no han perdido vigencia, sobre todo porque sus propuestas plantean las preguntas esenciales sobre quiénes somos y cómo debemos organizar nuestra vida en sociedad. Y, como todos sabemos, desconocer los hechos y opiniones del pasado ayuda a que cometamos los mismos errores.
  3. Desconocer por completo a los principales pensadores de la historia, hasta el punto de no saber ubicarlos en un mínimo marco histórico, es una pérdida cultural notable, pero también es poco práctico en relación con otras disciplinas. ¿Podrá un estudiante de Derecho entender la naturaleza del deber sin haber oído hablar de Kant? ¿No es útil para un estudiante de Magisterio ubicar la doctrina de Rousseau sobre la naturaleza humana? ¿Y no es positivo que un científico reflexione sobre la naturaleza de la metodología que utiliza? ¿No es bueno que todos los empresarios y trabajadores conozcan el utilitarismo de Mill o el concepto de lucha de clases? ¿Acaso no perderemos mucha capacidad para disfrutar de la buena literatura o entender la historia?
  4. Desconocer la historia de la filosofía implica no haberse esforzado por comprender muchos sesudos razonamientos que, independientemente de su valor de verdad, resultan muy formativos a la hora de desarrollar habilidades cognitivas: capacidad de abstracción, creatividad intelectual, argumentación, etc.
  5. Por último, es una pena que en la enseñanza media no demos la oportunidad a los estudiantes de enfrentarse y disfrutar con los textos de tantos genios. Es verdad, que a la mayoría no le llamarán la atención, pero también lo es que ahora será mucho más difícil que unos pocos admiren el talento de tantos pensadores. Si en la escuela no ofrecemos a todos la oportunidad de asomarse al horizonte de los grandes pensadores de las principales disciplinas, difícilmente les estaremos ofreciendo una buena formación.

 

Por esto, y por otras muchas razones, la UNESCO no deja de insistir en la introducción de materias filosóficas ya desde la enseñanza primaria, como puede verse en el documento La Filosofía, una escuela de libertad, publicado en 2007.

Y que conste que no estoy de acuerdo con el actual planteamiento de la asignatura, tan memorístico y cerrado. Quizá algún día nos abramos a otros modelos de examen más abiertos: flexibles para el profesorado, y que conjuguen la comprensión de la historia de la filosofía y la creatividad de los alumnos. No en vano, miles de colegios de todo el mundo realizan este enfoque en el examen de Filosofía del Bachillerato Internacional.

Javier García Herrería